Los vinos tintos presentan colores intensos, normalmente rojos y violáceos, en diferentes matices de acuerdo con el tipo de vides. Se destacan por su gran personalidad. Los vinos blancos y rosados en general presentan un carácter fino y frutado. Son de entradas agradables y de gran persistencia en boca. Estas características los hacen buenos compañeros de comidas con sabores intensos como carnes asadas o platos bien condimentados. No obstante, se pueden encontrar algunos más delicados que se combinan mejor con pescados y otros platos con sabores más sutiles.
Sus aromas se expresan lentamente por lo que se recomienda permitirles reposar en la copa por largo rato antes y durante su consumo. Es interesante verificar como la complejidad de aromas y sabores va evolucionando a medida que el vino toma contacto con el aire.